El Instituto de Sismología de Damasco, capital de Siria, señaló que el relámpago azul que se vio en Turquía y en el norte de Siria justo antes del terremoto que afectó ambos países no corresponde a nada que se haya observado antes en situaciones similares.
Esta observación viene a reforzar la hipótesis según la cual el violento terremoto del 6 de febrero, que causó cientos de miles de víctimas, no fue de origen natural sino provocado.
Después de los experimentos soviéticos consistentes en provocar pequeños temblores de tierra para prevenir grandes seísmos y de las experiencias estadounidenses para provocar tempestades, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Estados Unidos de América del Norte firmaron, en 1976, una Convención sobre la Prohibición del Uso de Técnicas de Modificación del Medio ambiente, con Fines Militares o con cualquier otro Fin Hostil. Desde entonces, otros 48 Estados han firmado y ratificado esa Convención.
Sin embargo, al disolverse la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas – en diciembre de 1991– Estados Unidos de América del Norte, reclutó a los científicos rusos que habían participado en el proyecto soviético, denominado Pamir, para incorporarlos al proyecto estadounidense; Programa de Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia.
Fuente de la información, < voltairenet.org >
Foto < voltairenet.org >
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