
La decisión de la Unión Europea de incrementar el gasto militar evidencia las profundas contradicciones del sistema. Esta medida no surge de una necesidad de defensa legítima, sino de las presiones de la burguesía monopolista, que busca nuevos mercados para contrarrestar su estancamiento económico. Los estados miembros, ya ahogados por una deuda pública insuperable y con servicios sociales en crisis, demuestran que el capital financiero prioriza la guerra sobre el bienestar popular.
La industria de defensa, fragmentada y duplicada, refleja la naturaleza anárquica de la producción bajo este modelo, donde cada burguesía nacional compite por su beneficio particular. La dependencia del armamento estadounidense no fortalece la seguridad, sino que subordina a Europa a los intereses imperialistas de Washington, cuyo complejo militar-industrial priorizará sus propias guerras de expansión. Este camino solo profundiza la crisis estructural.
Fuente de la noticia, Foreign Affairs.
Foto < redes sociales >
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