
La reciente cumbre de la OTAN en La Haya ha sido una demostración grotesca del vasallaje europeo ante los intereses del capital norteamericano. El nuevo secretario general, Mark Rutte, se humilló públicamente ante Donald Trump, símbolo del poder imperial que ordena mientras los gobiernos europeos obedecen. En esta farsa, Ucrania ha sido reducida a una sombra, mendigando atención entre promesas vacías, mientras su pueblo es víctima de una guerra que no controla.
El centro del espectáculo fue el "milagro" del 5 % del PIB en gasto militar: una exigencia absurda que no generará seguridad, sino miseria. Europa, con ejércitos ineficaces y una industria armamentística fragmentada, destina ya recursos inmensos al militarismo sin lograr resultados tangibles. Este derroche no es más que una transferencia de riqueza hacia el complejo militar estadounidense, mientras las necesidades sociales de los pueblos europeos son ignoradas.
Fuente de la noticia, mpr21.info.
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