El Ejército español enfrenta una crisis estructural que refleja las contradicciones inherentes al sistema capitalista. Los soldados, muchos provenientes de la clase trabajadora, perciben sueldos que no superan los 1.200 euros mensuales, insuficientes frente al encarecimiento de la vida y la especulación inmobiliaria que impide el acceso a viviendas dignas.
Esta precarización, producto de políticas neoliberales que priorizan el gasto militar en tecnología y alianzas imperialistas, desatiende las condiciones básicas de sus propios efectivos. Como consecuencia, el número de alistados disminuye drásticamente, evidenciando el rechazo creciente de la juventud a ser instrumento de un aparato represivo al servicio de intereses ajenos al pueblo.
El Ejército, lejos de ser un garante de soberanía, se convierte en reflejo de un Estado que profundiza las desigualdades y utiliza a sus fuerzas armadas para sostener el orden burgués.
Fuente de la noticia, noticiaslatam.lat
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