Foto www.insurgente.org
Este año se cumplen cuarenta años de los últimos fusilamientos llevados a cabo por el franquismo, el 27 de septiembre de 1975, la última demostración de la “paz” de los cementerios impuesta por las armas nazifascistas, el último acto de sangrienta barbarie de un régimen que se basó, hasta su final, en la celebración de la derrota obrera y popular.
El asesinato de Baena, Sánchez Bravo y García Sanz, militantes del PCE (m-l) y del FRAP, así como de los miembros de ETA Txiki y Otaegui, constituyó uno de los estertores finales de la dictadura fascista, que, como toda bestia moribunda, procuró morir matando.
Los actos de homenaje a su memoria de este fin de semana arrancaban en Madrid el pasado sábado 26 de septiembre, en el acto central que la Plataforma Al Alba convocó en el auditorio Marcelino Camacho de Madrid,
Por su parte, y coincidiendo con el día mismo del fusilamiento, el domingo 27 de septiembre se producía una riada de actos a lo largo de todo el estado
Especialmente intenso ha sido el acto central celebrado en Euskal Herria el domingo 27 en el frontón Aritzbatalde de Zarautz, totalmente lleno hasta la bandera
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