
Un joven fue detenido en Puerto Real por dos policías encapuchados cuando salía de su casa. En lugar de un requerimiento legal formal, las fuerzas represivas optaron por una operación intimidatoria propia de regímenes autoritarios. Se le acusa de lanzar una piedra durante la huelga del metal en Cádiz. No es casual: es hijo de un dirigente sindical de CTM, y ya van 20 detenidos. La represión no se dirige contra jueces, fiscales, banqueros o empresarios corruptos, sino contra los obreros que luchan.
Quienes incumplen convenios y explotan trabajadores gozan de impunidad. La policía no los aporrea; los protege. La legalidad vigente, con la Ley Mordaza como emblema, es un instrumento al servicio de los intereses de la clase dominante. La criminalización de la lucha obrera no es un error: es una estrategia consciente para mantener el poder real de quienes gobiernan sin pasar por las urnas.
Fuente de la noticia, insurgente.org.
Foto < insurgente.org >
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