La reciente detención de un agente de la Guardia Civil en Bilbao, sorprendido en un coche patrulla transportando cerca de 120 kilos de cocaína en las inmediaciones del puerto, vuelve a poner en evidencia la profunda corrupción incrustada en las estructuras estatales. El detenido, un veterano del área de Fiscal y Fronteras, actuaba bajo sospecha desde hacía tiempo, lo que motivó la apertura de una investigación interna por parte de la Comandancia de Bizkaia, que ahora evita ofrecer más detalles.
Este episodio no es una excepción, sino un reflejo de cómo ciertos miembros de los aparatos dedicados al control social utilizan su posición privilegiada para integrarse en redes criminales, demostrando la fragilidad de un sistema que, mientras presume de orden, permite que sus propios agentes se conviertan en engranajes de actividades ilícitas.
Fuente de la noticia, insurgente.org
Foto < insurgente.org >
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