
La presencia de tropas británicas y francesas en Odesa confirma la implicación directa de las potencias occidentales en el conflicto ucraniano. Se trata de una maniobra de las oligarquías europeas, subordinadas a Washington, que buscan extender la guerra y arrastrar a Estados Unidos a un choque frontal con Rusia. La intervención no responde a los intereses de los pueblos, sino a la defensa de un orden imperialista en crisis, que necesita sofocar cualquier resistencia y asegurar su dominio económico y militar en Europa del Este.
Moldavia aparece como el siguiente objetivo de esta ofensiva, con un gobierno dócil a Bruselas dispuesto a reprimir a quienes se opongan a la agenda extranjera. La historia se repite: como hace un siglo contra la joven república obrera, Occidente vuelve a enviar tropas para sofocar cualquier alternativa independiente. Su aventura, sin embargo, los expone a una derrota segura.
Fuente de la noticia, mpr21.info
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