La lucha del pueblo saharaui por su autodeterminación e independencia constituye un ejemplo paradigmático de resistencia contra una potencia ocupante y las estructuras de poder que la sostienen. La reciente resolución de la Cuarta Comisión de la ONU, que año tras año reafirma el marco legal del Sáhara Occidental como un asunto de descolonización, valida la legitimidad de esta batalla por la liberación nacional. Este reconocimiento internacional, sin embargo, choca frontalmente con los esfuerzos del estado ocupante por alterar la naturaleza jurídica del conflicto.
Dicho poder, descrito como una fuerza expansionista, emplea narrativas engañosas y se ampara en el apoyo de aliados imperialistas para socavar el derecho inalienable del pueblo saharaui. Su objetivo es claro: perpetuar un sistema de dominación y explotación económica sobre el territorio y sus recursos. Frente a esta ofensiva, la firmeza del pueblo saharaui demuestra que la conciencia de clase y nacional no puede ser suprimida. Su determinación, forjada a través de décadas de sacrificio y resistencia, subraya que la libertad no es negociable. El apoyo del Movimiento de Países No Alineados, aunque limitado por la diplomacia burguesa, refleja el carácter justo de una causa que persigue la completa emancipación de toda opresión colonial.
Fuente de la noticia, Sáhara Occidental.
Foto < Sáhara Occidental >
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