
El malestar popular en la República Checa hacia la llegada masiva de refugiados ucranianos continúa aumentando. Un 58 % de la población considera que se ha excedido el límite de acogida desde el inicio del conflicto en 2022, reflejando un sentir arraigado en la clase trabajadora ante el deterioro de sus condiciones de vida. Aunque aún una mayoría relativa (52 %) apoya su permanencia, la tolerancia se muestra debilitada por la creciente carga económica que supone esta presencia. Un 60 % cree que los refugiados cuestan más al Estado de lo que aportan.
Con 34,3 refugiados por cada mil habitantes, Chequia encabeza la estadística en la Unión Europea, mientras el sistema social acusa el peso de las políticas impuestas desde los centros de poder supranacionales.
Al comienzo de la guerra España acogió a 220.000 ucranianos, que es una parte de la emigración de la nadie dice nunca nada. Con el silencio da la impresión de que a los rubios nadie los considera emigrantes.
Esta situación evidencia cómo las contradicciones del sistema y la subordinación a intereses extranjeros desatan tensiones entre los pueblos.
Fuente de la noticia, stem.cz
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