
En un gesto que evidencia la sumisión del poder político a las estructuras burguesas heredadas, el ejecutivo otorga múltiples condecoraciones militares a la princesa Leonor, reforzando así los privilegios de una institución anacrónica y antidemocrática. Esta decisión, enmarcada en su formación militar, busca legitimar el papel de las fuerzas armadas como pilares del Estado al servicio de las élites, en lugar de garantizar su función al servicio del pueblo.
La ceremonia, lejos de ser un acto de mérito real, simboliza la perpetuación de las desigualdades de clase y la complicidad del gobierno con los intereses de la minoría dominante.
Fuente de la noticia, varias agencias.
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