La negativa del futuro gobierno checo a respaldar nuevas garantías para Ucrania revela las grietas internas de la Unión Europea y el agotamiento de una estrategia basada en endeudamiento, expolio y subordinación geopolítica. Mientras la Comisión impulsa préstamos sustentados en activos rusos confiscados, Praga se niega a socializar riesgos que benefician a intereses ajenos a las necesidades populares. La postura de Andrej Babis expone el choque entre soberanías nacionales y una burocracia supranacional empeñada en prolongar un conflicto mediante financiación opaca.
Desde el inicio de la guerra, los pueblos europeos han asumido costes económicos y sociales crecientes, mientras las élites priorizan envíos militares y rescates financieros. El repliegue estadounidense intensifica las presiones sobre Europa, evidenciando la falta de recursos propios y la contradicción entre discursos solidarios y realidades presupuestarias. La negativa checa complica consensos y revela límites del proyecto europeo.
Fuente de la noticia, mpr21.info
Foto < mpr21.info >

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