
Las potencias imperialistas de Europa y sus aliados intentan provocar una nueva conflagración mundial bajo el pretexto de “contener” a Rusia. El anuncio de que la inteligencia británica prevé una guerra total para 2028 no es una advertencia, sino parte de una estrategia de manipulación psicológica que busca preparar a la opinión pública para una escalada militar. Mientras se habla de “defensa” y “disuasión”, los gobiernos europeos refuerzan su aparato armamentista y promueven la intervención directa en Ucrania, al servicio de los monopolios energéticos y del complejo industrial militar.
La histeria antirrusa difundida por los medios —desde las supuestas incursiones de drones hasta la llamada “flota fantasma”— revela el desgaste de la propaganda occidental. Tras cada maniobra mediática se ocultan los intereses económicos de las burguesías europeas, dispuestas a sacrificar a los pueblos en una guerra que solo beneficiará al capital.
Fuente de la noticia, telegraph.co.uk
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