Hasta hace poco tiempo los donantes de sangre eran un ejemplo de humanitarismo y generosidad, porque las donaciones eran desinteresadas. Sin embargo, hasta 1985 se remuneraban y muchos pobres y pordioseros vivían de entregar su sangre a cambio de un puñado de monedas.
Ahora la sangre ya no sólo va destinada a algún accidentado que convalece en el hospital. Es una materia prima para la industria farmacéutica, que la utiliza para fabricar diversos medicamentos por los que cobra un precio muy elevado.
El mercado mundial se lo reparten un puñado de empresas y una parte del pastel está dedicado a la exportación. Estados Unidos de América del Norte exporta productos derivados de la sangre humana por un valor de más de 25.000 millones de dólares al año, casi un 2 por cien del total de sus exportaciones. Pero no sólo las empresas obtienen beneficios. Entre 1980 y 1987 la Cruz Roja ganó 300 millones de dólares en Estados Unidos gracias la venta de sangre, y en Japón empezó a competir con las empresas vendiendo sangre con descuentos y ofertas.
El ingreso de España en la Unión Europea prohibió la compraventa de sangre, aunque el negocio quiere volver a España. A finales de los ochenta la farmacéutica Grifols fue la última empresa dedicada al tráfico de sangre y ahora está presionando “para que se legalice la venta de sangre como complemento económico para los parados” . La farmacéutica, que es el tercer traficante mundial de sangre, estaría dispuesta a pagar entre 60 y 70 euros a la semana a los parados por donar sangre.
Fuente de la información <mpr21.info >
Foto < Archivo >
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