En las residencias de DomusVi en España fallecieron el año pasado más de 2.100 mayores tras desatarse la pandemia de coronavirus.
Una hecatombe humanitaria que, paradójicamente, sirvió a la principal multinacional del sector en este país para hacer caja. Y es que se multiplicaron los ingresos que obtuvo por su vía de negocio más desconocida: las comisiones que cobra a las funerarias por cada familia de un mayor fallecido que les contrata un servicio gracias a su intermediación.
El contrato más relevante es el que DomusVi tiene firmado con Mémora, que es a su vez la principal compañía de servicios funerarios de España. DomusVi viene actuando como comisionista por su labor comercial en favor de Mémora al menos desde octubre de 2015, cuando entró en vigor un “acuerdo de colaboración y prestación de servicios” entre ambas compañías.
En dicho contrato se establecía que DomusVi –entonces llamada Geriatros– recibiría una “aportación colaboracional” en contraprestación “a la comunicación realizada a los familiares” de los residentes fallecidos y “previo aviso” a Mémora informando sobre la defunción, siempre que terminasen “contratando algún servicio” con la funeraria.
Esa “aportación colaboracional” variaba dependiendo de la localidad del geriátrico y de si los familiares contrataban a Mémora de forma directa o a través de una aseguradora, llegando a alcanzar los 700 euros por difunto.
Fuente de la noticia www.infolibre.es
Foto Archivo
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